El puente de la Constitución nos ofrece unos días para pasarlos como más nos gusta: haciendo 4×4 en buena compañía. En esta ocasión seremos tres coches y cinco personas: Adolfo en solitario con su Toyota, Santiago y Jorge en el 150 y Alberto y yo con el 120. El viaje en principio tiene muy buena pinta ya veremos que nos depara.
A las 9:30 quedamos en la gasolinera de Valdemoro, presentaciones, besos, abrazos, reparto de dosieres y pegatas conmemorativas del viaje, ponemos gasoil y tras un café rumbo a Algeciras, pues nuestro Ferri sale a la 6 PM.
Empezamos a darle «vidilla» a los coches y el de Adolfo que se pone en «modo avería» vamos que no anda a mas de 60 kilómetros por hora, paramos, miramos, pero de momento solo sabemos que cuando cortas contacto y vuelves a ponerlo el coche funciona. Después de 8 o 10 «paradiñas» Adolfo desconecta la centralita y aquí se acaba el problema así hará el resto del viaje sin centralita que en definitiva es la responsable de la presunta avería.
Paramos a mitad de camino y tomamos una ensaladilla que he preparado, que junto a un jamón de bellota que trae Santiago hacen las delicias de propios y extraños. A partir de aquí Santiago y Jorge salen antes que nosotros para comprar una tienda de campaña, que a Jorge se le ha olvidado, nos encontraremos con ellos en Algeciras. Llegamos todos juntos, sin más novedad a la entrada de Balearia, si bien nos comentan que el barco trae media hora de demora, pues hay temporal en el estrecho.
Embarcamos y cuando zarpamos el barco se mueve a base de bien, haciendo tintinear todas las botellas del bar de abordo. Salimos a la cubierta exterior y charlamos de «barcos», pero hace un fresco importante por lo que optamos por hacer el resto de viaje cómodamente sentados en el interior del barco.
La frontera está con poca gente y en unos veinte minutos del típico barullo aduanero marroquí salimos hacia Restinga. El hotel Karia Kabila bien como siempre, una cena francamente buena, a base de ensalada, harira y un delicioso tajim, todo esto en compañía de los cariñosos gatos del hotel ronroneando a nuestro alrededor y reclamando nuestra atención.
Restinga – Marrakech
El desayuno al igual que la cena abundante y bueno, desayunamos y nos acercamos un par de minutos para ver el mar desde la playa del hotel que a esta hora de la mañana está totalmente tranquilo. Tenemos por delante los tediosos 600 kilómetros que nos separan de Marrakech.
En una de las áreas de reposo con gasolinera compro la tarjeta para el teléfono marroquí desde el que salen mucho más baratas las llamadas a España, además tienen una oferta y por 150 dírham nos llevamos por valor de 450.
Llegamos al hotel. En esta ocasión El Andalous. De entrada los coches duermen en la calle (no nos gusta un pelo) según ellos vigilados (no me lo creo) pero es lo que hay. Las habitaciones muy discretas y se nota demasiado la falta de mantenimiento. La cena discreta, muy discreta, por no decir mala.
Después de la cena salimos a pasear por la zona y nos metemos en un «bareto» donde tienen música en directo. Un tipo con una guitarra y otro con lo que en principio creo es un bouzuki griego, pero que en realidad es un al’oud, primo hermano y desde luego antecesor de laúd español, (hasta en el nombre se parece) pero con un sonido a madera más grave. Es un lujo escucharles, pues tocan y cantan bastante bien. Les escuchamos atentamente mientras nos tomamos un té a la menta . Luego viene un grupo con una muchacha que canta en ingles y para abrir boca se mete con la canción del Guarda espaldas de Whitney Houston, la verdad es que lo hace muy bien, escuchamos un par de temas con agrado pero el cuerpo nos pide cama.
No sabemos lo que nos espera en el hotel, si nos hubiésemos quedado otro rato en el bareto escuchando canciones habríamos acertado. En el hotel están celebrando una boda marroquí y hasta casi las 3,30 de la madrugada no paran de dar la matraca. Los muros de las habitaciones deben ser de papel de fumar, pues se oye absolutamente todo. No sé muy bien quien, pero alguien protesta y bajan el volumen un par de decibelios que no sirven para nada. Cuando acaban ellos la juerga, el resto podemos irnos a la cama. Los que hemos tenido suerte hemos dormido tres horas. Como seguramente intuís no volveremos a este hotel.
Marrakech -Tissint
Desayunamos igual de mal que hemos cenado y nos largamos con viento fresco. Hoy es una etapa complicada si el puerto Tizi-n-test tiene nieve nos obligaría a hacer unos doscientos cincuenta kilómetros de mas, pero afortunadamente el puerto esta perfecto y pasamos sin problema.
Para acceder a Asarrak utilizamos el paso de cuando hicimos la Sin Fronteras que es un poco más complicado y más corto que los se toman más hacia el oeste, pero tiene mas interés. La navegación es pura y dura hay que inventarse los pasos y a veces ir campo a través entre piedras como melones.
Por fin la pista desemboca en este valle realmente hermoso. Serpenteamos por sus docenas de curvas y atravesamos las estrechas callejas del pueblo, para desembocar en una pista de gravilla por la que rápidamente iniciamos camino a nuestro punto de acampada. No se nos está dando nada mal, pero para llegar a Tissint hay que continuar con cierta «alegría» si queremos llegar antes de oscurezca, como así ocurre.
Montamos las tiendas y preparamos dos hogueras una con leña para calentarnos y otra con carbón para hacer nuestra barbacoa. Aquí Jorge nos hace un despliegue técnico consistente en un fogón «al lecho de piedra» espectacular, la carne se va haciendo lentamente a la brasa, las morcillas las preparamos según receta de nuestro amigo Roberto, las recubro de papel albal, las pongo un chorro de vino y a las entierro en las brasas durante veinte minutos. Se está levantando viento, menos mal que nos ha dejado terminar de hacer la carne y de comer la barbacoa, porque es un autentico vendaval. Aguantamos marea acurrucados en las sillas, pero entre la falta de sueño del día anterior y lo desagradable del viento optamos por irnos a dormir.
Dirijo el haz de luz de mi frontal donde había plantado la tienda y esta ha desaparecido, esta cien metros mas allá enganchada en unos arbustos. No sé cómo pero encuentro las piquetas en mitad del arenal y la planto de nuevo, a los tres minutos ya no me entero de si hay viento o no, ya estoy fundido.
Tissint – Mhamid
Hemos dormido como campeones. Un buen desayuno y abandonamos el oasis. Una lugareña esta plantando creemos que arroz en el palmo escaso de agua que lleva el río en un remanso.
Hacemos los 70 kilómetros que nos separan de Foum Zguid por carretera. Llenamos los depósitos y acometemos la pista pedregosa que nos llevara al Iriki . Nos paran los militares. Les damos la hojita con los nombres de todos y a correr. Ya estamos en las primeras dunas de Chegaga pero aun hay muchos tramos pedregosos por lo que aguantamos un poco las presiones que llevamos, hasta que una de las dunitas nos dice stop, concretamente a mí, que en ese momento abro la marcha, doy marcha atrás para cambiar la trayectoria pero Jorge se ha pegado tanto a mí que tengo que pisar el freno bruscamente y me quedo clavado, lo malo es que a el le ha pasado algo parecido y a Adolfo también. Bonita forma de empezar, los tres coches hasta el culo. Primero bajamos las presiones de todos los coches a 0,9. Luego nos dedicamos al de Alberto tirando con el winche de Santiago pero una vez más la leyes de Murphy nos atacan, el maravillo cable de plasma está enganchado por los «adentros» del tambor y solo salen unos siete metros operativos, por lo que no podemos instalar el reenvío, ponemos las planchas como ayuda y listo sale a la primera. Una vez liberado sacar los otros dos coches es cuestión de cinco minutos.
Continuamos duneando y disfrutando, vamos poniendo en práctica lo aprendido el año pasado y poco a poco vamos atacando dunas cada vez más altas mientras nos adentramos en el erg. Esto es muy estimulante y divertido.
Hacemos una paradita para hacer un descanso y tomar unas cervezas, un poco de ese jamón pata negra que llevamos, pues la verdad abrir en dunas cansa… ir detrás también.
Adolfo nos comenta que viene escuchando un ruido raro en el coche. Cuando reanudamos la marcha observamos que algo de la transmisión no funciona correctamente, pero no lo hace permanentemente , en fin continuamos un poco y en una duna un poco más grande el coche se niega a subir con unos ruidos en la tripas aterradores, Decidimos salir poco a poco del erg por que el coche parece estar herido de muerte. Buscando los pasos mas fáciles logramos prácticamente salir, solo faltan unas pocos dunas pero el coche dice basta y se queda clavado. Alberto intenta remolcarlo pero las ruedas están bloqueadas por completo. Esta dejando el suelo manchado de aceite y la caja de la transfer esta rajada, en definitiva estamos mejor de lo que queremos. A todo esto ya se está haciendo de noche.
Llamamos a Mohamed el Gordito desde nuestros flamantes móviles marroquíes y nos dice que manda un coche al Oasis Sagrado y que no quiere saber nada de un waypoint entre las dunas que le queremos mandar para que venga a buscarnos. De modo que Santiago y Jorge se van al Oasis Sagrado donde se establece el punto de encuentro y nosotros acompañaremos en su infortunio al damnificado Adolfo. La espera se hace muy , muy larga. Al cabo de no sé cuantas horas aparecen Santiago y el Defe amarillo del gordito con dos mecánicos.
Efectivamente las ruedas del coche están bloqueadas por lo que hay que desmontar las dos transmisiones. Dicho y hecho, de noche por todo el mundo y encima de la arena de las dunas todo esta desmontado, ahora sí que la ruedas giran locas y se le puede remolcar a Zagora donde afortunadamente tienen una transfer de ese modelo ¡¡¡Increíble!!!
Santiago empieza la tarea de remolcar pues como nos dijo el gordito ellos solo lo remolcaran desde una pista y no me extraña nada, porque remolcar un peso muerto de casi dos toneladas por la dunas no es tarea fácil. En la primera cresta se atascan los dos. Alberto y yo parecemos el correcaminos subiendo de duna en duna para colocarnos en posición de poder tirar para desatascar, parece fácil pero conseguimos no quedarnos ni una vez. Con paciencia logramos sacar el coche a la pista. La gente del gordito se lleva el coche de Adolfo a Zagora . Nosotros le hacemos un hueco a Adolfo en el coche de Santi y nos vamos a Mahamid . Tenemos unos sesenta kilómetros de nocturna, nos gusta la magia de la noche, está claro. De nuevo los móviles marroquíes en marcha y llamamos al hotel Tabarkat donde tenemos reservada habitación, hablamos con Elizabeth y muy amablemente nos dice que nos guardara la cena a la hora que lleguemos, cosa que se produce sobre la una de la madrugada.
Nos tienen preparada una abundante y excelente cena. Muchas gracias a Elizabeth y al Hotel Tabarkat por sus atenciones. Cenamos lo justo pues lo que de verdad necesitamos es dormir y a ello nos dedicamos con esmero y poco tiempo.
Mhamid – Chebbi
No hace falta que diga que hemos dormido como bebes, pero el día de hoy tampoco parece dispuesto a darnos cuartel. Lo primero es desayunar muy bien por cierto, después salimos para Zagora donde el mago de la mecánica Mohamed El Gordito nos tiene el coche de Adolfo listo y reparado, dentro de la mala suerte viajamos en primera.
Mientras le entregan el coche estamos mirando cómo podemos alterar nuestros planes de ruta lo menos posible y decidimos tirar de Topo Marruecos y correr la aventura de intentar conectar con nuestros puntos cien kilómetros mas adelante, a todos nos parece una gran idea, de modo que tan solo siguiendo los caminos del Topo nos ponemos en marcha.
Atravesamos esta zona del paisaje africano formada por una inmensa llanura salpicada de acacias aquí y allá. La pista tiene a ratos arena y a ratos una tole ondule bastante molesta.
Hemos logrado enlazar, no sin dificultades, a la altura del punto 57 (más o menos donde queríamos). Navegar de esta forma, sin puntos que te sirvan de referencia y rodeados de docenas de caminos que no tenemos ni idea de adonde van es muy entretenido, no puedes despistarte ni un segundo.
La cosa estaba cantada desde que hemos salido de Zagora y se nos está haciendo de noche por pistas que no tienen fin. La polvareda que levantamos es de las que no dejan ver un metro por delante del coche.
Ya estamos llegando al hotel Kanz Erremal a pie de las dunas de Chebbi. Hace frío fuera y dentro del hotel. Abro el agua caliente del lavabo y perfecto, abro el de la ducha y sale helada la dejo correr y cada vez mas helada, bajo a recepción pues el mando de la bomba de calor tampoco funciona y en dos minutos solucionado, el mando necesitaba pilas y el problema de la ducha es que como la cañería del agua caliente pasa por la derecha en la zona de los mandos de la ducha pues el derecho es el del agua caliente, lógico ¿no? … cosas de Marruecos.
Los chicos del Kanz están dándole fuerte a los darbucas y a las karbash (especie de castañuelas metálicas dobles marroquís), el ritmo que tienen es tremendo, como buenos «guiris que somos» intentamos imitar sus sones y la verdad es que dejamos mucho que desear, bueno la verdad es que somos «unos paquetes».
Bajamos a cenar y coincidimos con una pareja de argentinos que están visitando el país y están alucinados con todo lo que les rodea.
Cenamos bastante bien y a la cama que mañana tenemos dunas y mas dunas, dejaremos los bultos más pesados en el hotel y más ligeros de peso a la arena de cabeza.
Chebbi – Chebbi
Hemos desayunado muy bien en el Kanz Erremal y nos vamos a poner gasoil en la primera gasolinera que encontremos. Luego antes de hacer dunas tenemos que reparar el cubre cárter de Santiago que ha segado varios tornillos y lo lleva casi colgando, el problema es que los vástagos de los tornillos están cortados a ras del soporte y no podemos sacarlos, ya veremos cómo se soluciona.
También hemos quedado desde Madrid con nuestro amigo Xavi de Sahara 4×4 Xtrem en llamarnos para hacer un «birra time» en cualquier parte de Chebbi y darnos un abrazo, pero la casualidad quiere que le encontremos en la gasolinera donde repostamos. Esta con Marcial y su copiloto José y con Axier nuestro compañero y magnifico mecánico que en Semana Santa nos soluciono diversos problemas. También ellos han tenido sus historias, uno de los participantes de su grupo tuvo que renunciar a última hora y otro ha sufrido la pérdida de un familiar en pleno viaje por lo que ha tenido que abandonar el grupo.
Nos alegra mucho ver a Xavi y como no a nuestros compis de Semana Santa y del especial dunas pues la verdad es que lo hemos pasado en grande con ellos. Xavi en un derroche de generosidad nos invita a acompañarles ese día por Chebbi. Nuestra respuesta literal es «contigo al fin del mundo «y quedamos para más tarde.
El mecánico que tiene que arreglarnos el tema de los tornillos no es ni más ni menos que un herrero que hace rejas para las puertas de las casas. Un rally de coches antiguos está haciendo cola en el taller, necesitan soldar desde tubos de escape a paragolpes arrancados a base de tirones para desenterrarlos de la arena.
A nosotros nos suelda una especie de sacacorchos a los tornillos y los saca a la primera. Luego un par de golpes para arreglar el cubre cárter abollado y adelante a por las dunas de Chebbi. La gente aquí se busca la vida a base de imaginación.
Quedamos en una duna en concreto, lo que nos da la oportunidad de navegar por nuestra cuenta por las dunas hasta donde hemos quedado.
Ya estamos todos juntos y da comienzo «el baile». Que si hacemos la duna M …que si la F… que si la J…en fin este tío tiene el alfabeto entero y las domina a placer y con el además disfrutamos de estas sensaciones que no todos pueden disfrutar, como es subir a estas dunas gigantes con seguridad. El grupo tiene un par de desllantes que solucionamos rápidamente con las técnicas aprendidas en el curso de dunas. Comemos en la terraza de una gran duna con un paisaje de lujo delante nuestro. Por la tarde más de lo mismo subidas tremendas y bajadas de vértigo. La salida del erg la hacemos de noche y os aseguro que no es nada fácil seguir una rodera cuando anochece, tienes que ir lo suficientemente cerca para ver el coche que te precede y lo suficientemente lejos para si se para que no te deje a ti en una situación desfavorable.
Nos acompañan al hotel, ellos están en el Tombuctú, a 200 metros del nuestro y nos tomamos una cerveza. Yo por mi parte me despido, me he torcido un tobillo y me está doliendo de narices, está claro que necesita reposo, me salto hasta la cena, luego me entero de que Xavi nos ha vuelto a invitar para que les acompañemos la jornada siguiente y así lo haremos.
Chebbi – Erfoud
Este es el día en que Xavi en el curso de dunas te da suelta para que aprendas a abrir camino, de modo que Marcial y José toman la delantera y nos van marcando el camino a seguir, cometen algún error pero es que es muy difícil ver por donde tienes que pasar, ir con la velocidad adecuada y no cometer errores de bulto, en fin que lo están haciendo muy bien, pasamos toda la mañana duneando y haciendo algunas dunas altas. Xavi busca como el día anterior una terraza en lo alto de una duna y allí comemos disfrutando del paisaje a 170 metros del suelo. Después de comer nos despedimos de nuestros compañeros pues queremos hacer una pista que nos llevara en principio por el borde oeste del erg y luego girando norte y oeste llegaremos hasta Erfouz.
Xavi desde esta pagina darte las gracias por tu invitación a compartir con vosotros estos dos días fantásticos de convivencia y duneo, que sepas que lo hemos pasado en grande !!!gracias amigo!!!!!
Pisteo de arena y alguna duna y tras una trialera pedregosa en subida llegamos a un mirador desde el que queríamos hacer alguna foto, pero es prácticamente de noche.
Estamos en un pequeño erg de dunas bajas que nos están impidiendo progresar a la velocidad que nos hace falta, alguna de estas dunas termina en un autentico escalón de un metro de profundidad y hay que andarse con mucho ojo. Hemos encontrado la pista justo a tiempo, circulamos por ella pero tampoco se puede correr pues la polvareda que levantan los coches es sencillamente bestial, puedes dejar un kilómetro de distancia con el coche de adelante y el polvo segura ahí por varios minutos. Los faros de largo alcance nos sirven de poco en estas circunstancias.
Bien como siempre la habitación en el Chergui bien y también la cena. Un buen té a la menta en sus cómodos salones y a la cama a dormir que mañana tenemos otro día largo.
Erfoud – Midelt
Hemos desayunado muy bien y antes de empezar la ruta nos acercamos a una tienda de fósiles que nos han recomendado ya que Jorge quiere hacer algunas compras. Los demás también picamos con algunas cosillas. Mientras estamos comprando Alberto se da cuenta de que se ha dejado su cadena y su medalla de oro en la habitación del hotel, de modo que salimos pitando para allí, afortunadamente la persona que ha limpiado la habitación la ha entregado a dirección. Nos comenta la recepcionista que si un objeto así no aparece de inmediato todo el personal de limpieza va a la calle de forma inmediata.
Ya estamos en marcha camino de nuestro objetivo La ciudad de Orión. Primero circulamos por los márgenes de un oued para luego adentrarnos en el, tiene zonas arenosas y en una de ellas Santiago mientras abre camino se queda atascado, tirar de el con la eslinga puede ser arriesgado, pues el coche que tira estará sobre un lecho blando de arena, por tanto decidimos utilizar el winche de Alberto, pero el dichoso cable de plasma a pesar de su elevado precio demuestra una vez mas que no sirve para casi nada. Como pasó con el de Santiago está trabado en algún lugar del tambor. Nos acercamos un poco mas hasta que el cable llega y tiramos…el cable maravilloso y carísimo de plasma se rompe a la primera wincheada, hacemos un as de guía en el trozo que queda, lo empalmamos al gancho y esta vez si logramos sacar el coche. Esta operación ha servido para algo. Tanto Santiago como Alberto instalaran el cable tradicional de acero en sus winches, que no necesita de tantos cuidados para su uso.
Proseguimos camino, ya podemos ver La Escalera Celeste a lo lejos. Hay como diez T/T y sus ocupantes suben y bajan por la escalera haciendo sus fotos de rigor, nos acercamos y nos sale un lugareño que nos ofrece enseñarnos las esculturas (cuando termine el otro grupo) por el módico precio de 8 euros por persona (tarifa reducida por ser mas de tres personas) no nos da la risa pero casi, educadamente le emplazamos para otra visita en el futuro. Vemos lo que tenemos que ver de la escalera y del pozo que está a su lado hacemos nuestras fotos y cuando nos marchamos el buen hombre quiere cobrarnos por hacer las fotos, mira que es raro, pero este personaje desde el primer momento nos ha caído mal a todos, con otra actitud se hubiese llevado una propinilla, pero de este modo se queda a luna de Valencia.
Nos largamos a la Espiral Aurea, unas cuantas fotos y a correr a la meta del viaje la ciudad de Orión.
Ya a lo lejos en la llanura se adivinan sus torres, hemos llegado. Una vez más hemos logrado nuestro objetivo, fotos y mas fotos. Como la llanura de Marha ofrece pocas sombras una de las murallas de Orión nos dará cobijo durante la comida. A media comida aparece de nuevo el «brasas guardián de las esculturas» con la misma actitud de antes, por lo que según la frase acuñada en ese crucial momento de nuestras vidas el individuo en cuestión se convierte en un bloque de adobe más de la muralla y le ignoramos por completo, al final aburrido se larga. El camino de vuelta es muy agradable y bastante rápido por lo que enseguida salimos a carretera dirección Midelt.
Se nos ha terminado lo bueno, solo nos queda una negra y lúgubre tira de asfalto hasta casa.
Por fin hemos llegado al hotel el Taddart. Lo único bueno que nos va a suceder en este hotel es que nos encontramos con Pina y Kangu compañeros habituales de nuestras salidas que han hecho un recorrido más o menos similar al nuestro pero con otro grupo.
El hall del hotel es como una nevera industrial hay chimeneas pero todas menos una están apagadas. Nos dan las habitaciones y también heladas, tengo la suerte de que me funciona la bomba de calor, pero a otros nada de nada, protestamos en recepción pero la mitad de los huéspedes están protestando por lo mismo el hotel parece abandonado a su suerte.
Resueltos más o menos estos problemas bajamos a cenar. Increíble pero tenemos que cenar con los abrigos puestos y con la nariz helada, menuda mierda de sitio, protestamos pero que si quieres arroz… eso si unos «pelmas» con instrumentos y unas «bailarinas pasadas ya la fecha de caducidad» nos dan la murga mientras cenamos. La cena en consonancia con el resto del hotel en la valoración le doy un menos 2 que es la temperatura que hacía en el comedor. Nos vamos a dormir que mañana toca madrugar para intentar tomar el ferri de la 19 horas.
Midelt – Algeciras
La helada que ha caído esta noche es de solemnidad, los coches están blancos. Desayunamos muy regular tirando a mal y a Ceuta de cabeza. Nos despedimos de Kangu y Pi y al coche para hacer una montonera de aburridos kilómetros por autopista.
Una corta visita a los monos del bosque de cedros. Adolfo y Jorge alimentan adecuadamente a algunos de nuestros viejos supuestos ancestros, mientras otros (monos claro) se dedican a despiojarse sin ningún rubor, a pesar de saberse contemplados por docenas de mirones, incluidos Kangu y Pi a los que nos volvemos a encontrar, ellos van camino de Assilah, nos despedimos de nuevo y continuamos camino.
Nos cascan una multa de 100 dirham por exceso de velocidad en la autopista , esto no cambia con respecto a España ¡hay que recaudar como sea!.
Comemos en el típico bosque de alcornoques y encinas y mientras lo hacemos entablamos «una buena amistad» con una preciosa cabra que come de nuestra mano, está embarazada y sus ubres cuelgan como dos grandes cantaros. Es muy cariñosa y se pone ciega de lo que le damos, bellotas, naranjas y hasta las bolsitas de té una vez quitada la grapa metálica son platos de su gusto. Al final se acercan, los pastores que nos regalan algunas bellotas recién cogidas y nosotros les damos algunas latas de conservas que agradecen con una sonrisa.
Seguimos camino, Adolfo tiene el encargo de comprar unos dulces y pasamos por M’adid justo antes de la frontera. La llegada a la frontera nos asusta un poco, esta hasta arriba, en primera instancia pensamos que por los menos dos horas o dos horas y media no nos las quita nadie, pero por una vez en la vida y sin que sirva de precedente la cola está bien organizado y sin bajarte del coche y en media hora escasa pasamos. Mis más sinceras felicitaciones para el cerebro que ha desarrollado este (por otra parte evidente) sistema.
Llegamos al Reina Cristina, un aseo básico y a la cena ¡¡Por Dios!! qué maravilla… tenemos sopa de marisco, carne de verdad, verduras «de otra manera» mas otros diez platos distintos, hasta pescados. Los postres estupendos, sobre todo el arroz con leche al que por cierto «Los chicos del inserso» tienen bajo asedio, han urdido un eficaz sistema que a base de codazos impide que el resto de los comensales tengan acceso al preciado dulce., intento camuflarme entre ellos pero mi aspecto o tal vez mi olor no deben corresponder a su manada y soy rápidamente rechazado, me tendré que conformar con un trocito de tarta de manzana.
En fin que cenamos de primera especial. Un rato en el salón, rumiando el viaje y poniendo los teléfonos en orden de combate y nos retiramos a esos «pedazos de habitaciones» calentitas que nos han dado. Que lastima da que se acabe lo bueno.
Algeciras – Madrid
Después de un desayuno absolutamente fantástico, hasta yo que nunca lo hago desayuno huevos fritos con bacón, nos ponemos en camino para Madrid cada uno iremos a nuestra bola: Santiago y Jorge que necesitan estar en Madrid lo antes posibles irán algo mas rápidos, nosotros que no tenemos demasiada prisa iremos rápidos, pero sin pasarnos, y Adolfo que saldrá algo más tarde e irá a su aire.
Como de costumbre ha sido un viaje que no ha tenido desperdicio, paisajes, contacto con la gente, días buenos y días no tan buenos, pero todo ello metido en la coctelera da como resultado un «combinado» fantástico que estamos deseando repetir. La Semana Santa esta cerca…cerca y amenazamos con volver.
Gregorio (escuderos4x4.com)