Extraordinario viaje que comienza en Évora y se dirige hasta el extremo Sur de Portugal atravesando las costas del Alentejo y del Algarve. En sus primeras etapas del Alentejo es accesible (aunque con largas pistas de arena que requieren bajar presiones y conducir con habilidad), pero en su última etapa por la sierra de Algerve se enfrenta a trialeras complicadas y pendientes imposibles que requieren gran destreza y un excelente estado de los coches.
RUTA: 01-EVO-MELI. Distancia: 175 Km.
Los reyes de Portugal del siglo XV escogieron Évora, cuyo origen se remonta a la época romana, como su residencia, hecho que contribuyó al desarrollo e importancia cultural que vivió en los siglos posteriores. En realidad, su larga historia y el hecho de haber conservado hasta nuestros días un conjunto urbano representativo de los siglos XVI a XVIII fueron los motivos por los cuales la UNESCO catalogó Évora como Patrimonio Mundial. Hay mucho que ver en esta ciudad, que es la segunda de Portugal en cantidad de monumentos nacionales, superada sólo por Lisboa. Entre los más importantes cabe destacar un impresionante Templo Romano, una majestuosa catedral, un intrigante conjunto de menhires históricos y la macabra Capilla de los Huesos.
No hay una atracción turística más extraña en Evora (ni seguramente en todo Portugal) que la macabra “Capela dos Ossos”, la Capilla de los Huesos. Las paredes de esta pequeña capilla están revestidas de los huesos y calaveras de más de 5.000 cadáveres que fueron exhumados de los abarrotados cementerios de Évora. Estos huesos no se han dispuesto sencillamente en las paredes, sino que se han integrado en la decoración de la capilla, ya que una de las creencias de la contrarreforma franciscana postulaba que la muerte no era más que una etapa transitoria. Aún más espeluznante resulta la leyenda que hay sobre la entrada, cuya traducción sería “Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos”.
Durante esta etapa pasaremos por Melides y su estupenda playa. La Playa de Melides, se sitúa en la larga franja de arena que forma la separación entre el mar y la Lagoa de Melides. Recorriendo los 4 kms de la carretera que da acceso a la playa, entre pinares y arrozales, se llega a Melides, típica población alentejana, de casas blancas y calles tranquilas.
RUTA: 02-MELI-VILA. Distancia: 100 Km.
Al poco de comenzar la ruta, a la altura del WP MV010 pasaremos por la Reserva Natural de las Lagunas de Santo André (la mayor laguna del litoral alentejano con cerca de 500 hectáreas) y de la Sancha, de dimensiones más reducidas (15 hectáreas). Estas condiciones naturales atraen a muchas aves que permanecen aquí en las épocas en que otras zonas ya están total o parcialmente secas, de forma que el final del verano/principio del otoño es la época más aconsejada para su observación. En la Laguna de Santo André se avistan algunas especies en número muy superior al de cualquier otra zona en Portugal, como la focha común y el pato colorado, o el carricero común que es el símbolo de la Reserva. Por su parte, en la Laguna de la Sancha, destaca la presencia de una colonia nidificante de garzas imperiales, siendo también el refugio elegido por el pato colorado.
Más adelante, a la altura del WP MV040 nos desviamos a Santiago do Cacem para visitar las ruinas de Miróbriga, poblado fortificado del Bronce Final y Edad de Hierro. Sobre estos asentamientos se desarrolló una ciudad en la época romana. Son visibles templos, zona comercial, termas, calzadas e hipódromo, entre otros vestigios. Lugar de espectáculo en la Antigüedad, el circo romano (con 360m x 74m) tenía capacidad para 25000 personas.
Posteriormente volvemos a la costa y desde Porto Covo (MV107) tenemos una larga etapa junto al mar, pasando junto a escarpadas playas y por delante dela isla de Pessegueiro (MV111), ocupada por los cartagineses en el S.III AC. Y posteriormente refugio de piratas.
RUTA: 03-VILA-SAN. Distancia: 165 Km.
La ruta de hoy va también costeando el Alentejo y a la altura del WP VS2020, poco después de cruzar el pueblo de Almograve, pasa por el Cabo Sardao. Este cabo es un extraordinario monumento natural, con impresionantes rompientes rocos sobre un mar casi siempre embravecido. El faro del cabo Sardão fue construido en 1.915 en la cima del peñasco. Aunque probablemente durante todo el recorrido veamos surfistas, son las playas de Carrapateira (WP VS090) las más famosas de la zona para los amantes de este deporte y en las que seguramente veremos más practicantes.
Un poco más adelante ya entramos en el Algarve y se nos acaba las etapas de pistas del día, Portugal, la Península Ibérica e incluso Europa, en el Cabo de San Vicente, porque es el punto más occidental del Continente. Poco más adelante llegaremos a la localidad de Sagres. Sagres o Promontorium Sacrum es una histórica ciudad de Portugal que evoca la memoria del Infante D. Henrique y de los Descubrimientos Portugueses. El infante D. Henrique ordenó la construcción de una fortaleza abaluartada en el s. XV, falleciendo aquí en 1460. Su presencia proporcionó a Sagres un lugar único en la historia de Portugal, integrando esta aldea en el imaginario de los Descubrimientos Portugueses y confiriéndole reconocimiento internacional.
Si visitamos la fortaleza, además de la espectacular vista panorámica sobre el mar y el Cabo de São Vicente también pueden reconocerse en las construcciones que aún permanecen, la torre cisterna, una muralla cortavientos, las antiguas habitaciones y cuarteles y la antigua iglesia parroquial de Nuestra Señora de Graça. Uno de los elementos que suscita más interés a los visitantes es la enorme rosa de los vientos marcada en el suelo con piedras, con 43 metros de diámetro. De su dilatada historia, debido a su ubicación estratégica en la costa portuguesa, cabe mencionar el ataque del corsario Drake en 1587, cuando el reino de Portugal estaba bajo dominio del rey Felipe III de España.
La ruta finaliza en Lagos. Su nombre originario, Lacobriga, revela que los primeros habitantes de este puerto eran de origen celta, aproximadamente 2000 años a. C. A éstos les sucedieron los fenicios, griegos y cartagineses pero los romanos fueron quienes propiciaron su crecimiento y prosperidad. Los árabes la rodearon de murallas en el s. X y le llamaron Zawaia. Aquí permanecieron hasta que se produjo la conquista cristiana en 1249, año en que la población se integró en territorio portugués. El s. XV fue el siglo de oro de Lagos, paralelamente al inicio de la época de los Descubrimientos. Debido a su ubicación, frente a África, se convirtió en el punto de partida y llegada de las naos que, año tras año, iban descubriendo la costa de este continente. Centro de comercio de los productos exóticos, del marfil, oro y plata procedentes de África, Lagos vio crecer el número de casas, de comerciantes y de monumentos. El terremoto de 1755 y el maremoto que le siguió destruyeron gran parte de la ciudad que sólo a partir del s. XIX, con la industria de conservas de pescado y el comercio, comenzó a recuperar su prosperidad.
Es interesante llegar hasta el faro y ver las impresionantes formaciones rocosas de la Ponta da Piedade.
RUTA: 04-LAG-FAR. Distancia: 130 Km.
La etapa de hoy abandona la costa y recorre la sierra interior del Algarve, hasta finalizar en Sao Bras de Alportel, un típico y tranquilo pueblo.
A poca distancia de allí (17 Km.) encontramos la ciudad de Faro, capital del Algarve. Faro destaca, principalmente, por cuatro cosas: la marina, la zona comercial que rodea el norte de la ciudad antigua, la ciudad antigua y -ya en las afueras- el extremo occidental del parque natural de la Ría Formosa.
El paseo por la zona peatonal de la ciudad -no excesivamente extensa- resulta muy agradable y sirve perfectamente como antesala al descubrimiento del centro amurallado de la ciudad. Faro fue reconquistada a los musulmanes en el siglo XIII, aunque las murallas y las puertas que rodean la ciudad antigua fueron reformadas y reforzadas con posterioridad, por lo que no datan de aquellos tiempos. El centro de la ciudad es un pequeño laberinto de calles empedradas que van a dar a parar a diversas plazas. La más grande de ellas es el Largo da Sé, muy amplia y espaciosa y que sirve como entrada a la catedral de Faro, que destaca por su fachada de piedra en la plaza de casas encaladas. La catedral es del siglo XIII- reconstruida en el XVIII- y cuenta con una capilla adjunta revestida con huesos humanos de los monjes de un cercano monasterio que data del siglo XIX y se inspira en la, más antigua y más impresionante, Capela dos Ossos de la ciudad de Évora.